El mundo avanza rápidamente hacia la consecución de los objetivos de reducción significativa del impacto del cambio climático. Las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera han acelerado los efectos del calentamiento global. Con gobiernos, fabricantes y personas concienciadas con el medio ambiente tomando medidas por igual, la verdadera pregunta sigue siendo: ¿es posible tener una huella de carbono cero?
¿Qué es la huella de carbono?
El New York Times define la huella de carbono como la cantidad total de emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la producción, el uso y el final de la vida útil de un producto o servicio. El dióxido de carbono es el gas más comúnmente emitido por la actividad humana y, desgraciadamente, es el que más calor atrapa en la atmósfera. Cada persona en la Tierra deja una huella de carbono, desde las actividades diarias en el hogar y el transporte hasta el consumo de alimentos. Apagar las luces de una habitación desocupada o compartir el coche responde al concepto de reducir la huella de carbono.
¿Puede reducirse la huella de carbono?
Los esfuerzos para conseguir cero emisiones de carbono están creciendo vigorosamente, especialmente a través de organizaciones no gubernamentales centradas en la lucha contra el cambio climático. Reducir los residuos de carbono exige constancia en el cumplimiento de las prácticas, convirtiéndolas en parte del propio estilo de vida.
- Reducir, reutilizar y reciclar son las tres erres que se predican desde hace décadas. Incluso se han ampliado para incluir el rechazo del papel y el plástico de un solo uso, así como el uso de restos de comida en descomposición para compost.
- Conducir y poseer un coche es una aspiración para muchos, pero los gases de escape emitidos por los automóviles están asfixiando a la Tierra y a sus habitantes. Conducir menos, utilizar el transporte público, ir en bicicleta e incluso compartir coche con otras familias para ir a lugares cercanos reduce la cantidad de emisiones de dióxido de carbono en un momento dado.
- La conservación del agua es fundamental porque el agua es la clave de la vida. Aunque el planeta está compuesto por un 71% de agua, no toda es apta para el consumo. Tomar duchas más cortas, cerrar el grifo después de usarlo y evitar tirar la basura por el retrete son medidas eficaces. Ofrecerse voluntario para limpiar las vías fluviales también es una forma proactiva de limpiar el suministro de agua.
- Las comidas de origen vegetal no requieren la energía que se consume en las plantas de fabricación. Los alimentos procesados consumen toneladas de agua y contribuyen a las emisiones de dióxido de carbono.
- Las fuentes de energía renovables son la tabla de salvación a los recursos finitos de combustibles fósiles. Estos combustibles también emiten gases de efecto invernadero nocivos, como el dióxido de carbono. Por suerte, no hay escasez de energía solar o eólica, lo que las convierte en fuentes de energía renovables viables.
¿Es posible tener una huella de carbono cero?
El objetivo último que subyace a las acciones mencionadas es tener una huella de carbono cero. Dada la profunda relación entre las acciones cotidianas y las emisiones de carbono, esta idea parece casi imposible. Sin embargo, mediante la regulación de las actividades y un calendario realista, los países del mundo pueden trabajar para tener una huella de carbono cero. En 2019, el Reino Unido esbozó sus planes para convertirse en la primera economía del Grupo de los 7 (G7) con cero emisiones netas de carbono para 2050. El Reino Unido ha experimentado un progreso constante en la reducción de su huella de carbono desde 1990, cuando las emisiones eran alarmantemente altas. Prohibir los vehículos de gasolina y reducir la producción de lácteos y carne son algunas de las medidas más estrictas aplicadas para alcanzar el objetivo.
La incertidumbre sobre las emisiones cero de carbono sigue siendo discutible, pero una vigilancia extrema de las opciones de estilo de vida en las próximas décadas puede arrojar resultados favorables para el medio ambiente.